Nuestra forma de relacionarnos con los demás, el deporte que realizamos, los cuidados que dedicamos a nuestro cuerpo y alimentación, el destino que le damos a nuestros ingresos económicos… son algunos de los factores que conforman nuestro Planteamiento Vital. Los gestionamos sin ser conscientes de que a menudo, tenemos en nuestras manos la llave para lograr tener Salud en el amplio sentido de la palabra. La salud no se relaciona sólo con nuestro cuerpo, se relaciona  también con nuestro estado emocional y nuestra situación financiera.

¿Qué entendemos por Salud?  La OMS indica que “la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. El  equilibrio y bienestar que todos necesitamos, los lograremos si además de cuidar de nuestro Cuerpo y Emociones,  gestionamos  adecuadamente nuestra Economía.

Hablemos en este momento, de uno de los pilares anteriores: la Salud Financiera.  Nos vamos a aproximar a  este concepto, desde la premisa que hará que seamos nosotros los que controlemos a nuestra economía y no al revés: toma conciencia de lo que tienes  y vive  en consonancia con ello.

Al planificar nuestra economía desde la conciencia de lo que se dispone, podremos definir mejor cuales son nuestras prioridades. Una economía organizada, te proporcionará un mejor margen de maniobra y mayor sensación de libertad: no sólo hay que asumir pagos de obligaciones, el dinero es la herramienta que nos sirve para disfrutar de aquello que nos apasiona. Pero para lograr esto, hay que organizarse.

Toma conciencia primero de tus Ingresos/Gastos. Para ello tomaremos prestada la clasificación de Francisco Marín, responsable del proyecto de educación financiera de la asociación europea de asesores financieros (EFPA): 

Gastos Necesarios: agua, luz, ropa, hipoteca (nunca deberá superar el 40% de tus ingresos), alimentos…etc. Nosotros incluiríamos además en este apartado, el Ahorro.

Gastos Prescindibles: es cierto que podemos eliminarlos, pero son los que nos aportan calidad de vida (cena con amigos, ir al gimnasio, un fin de semana fuera de casa…).

Gastos Superfluos: serían aquellos gastos de los que podríamos prescindir sin que afectaran a nuestra calidad de vida. Todos tenemos este tipo de gastos.

Puede que dispongas de una economía holgada para hacer frente a los tres tipos de gastos sin necesidad de replanteártelos. Pero si no es así, y tienes la sensación de ir siempre “al límite”, párate a desglosarlos y trata de ver si puedes hacer algún ajuste.  Únicamente tratamos de que encuentres el equilibrio con ello. 

¿Por qué incluimos nosotros el Ahorro como un “gasto necesario”?  Porque nos permite crear un colchón económico que nos librará de más de un quebradero de cabeza. Por ejemplo:  comienza el covid-19, tu empresa plantea un Erte y nos disponías de colchón económico. Recuerda que las tarjetas de crédito no pueden considerarse colchón económico, tienen unos altos tipos de interés y constituyen un  préstamo. Márcate el objetivo de destinar un porcentaje de tus ingresos mensuales a constituir ese fondo de emergencia, te aseguramos que te ayudará en muchos momentos. 

Las finanzas, están íntimamente ligadas a nuestras emociones. Nos generarán tranquilidad o sufrimiento en el caso de que sean ellas las que nos controlan a nosotros.  En estos casos incluso podemos tener desequilibrios físicos porque tendemos a somatizar los problemas.

La buena noticia que tenemos guardada para tí, es que siempre estamos a tiempo de reorganizar y equilibrar. Busca tu propia planificación financiera, acude a un profesional si fuera necesario. No permitas que ningún desequilibrio económico se  interponga entre tu bienestar, y tú.

Cristina Chouciño Carril

Dpto Financiero/Marketing y Ventas